Publicada la Guía del almacenamiento de energía

La energía eléctrica juega un papel esencial en nuestra civilización, gracias a la facilidad de sus transformaciones recíprocas con las otras formas de energía y de su transporte a cualquier distancia con pérdidas muy pequeñas.

La energía eléctrica se transforma directamente en otras formas de energía: mecánica, térmica, luminosa y química, con rendimientos muy elevados, cualquiera que sea la cantidad de energía que interviene en la transformación. Por otra parte, se presenta como un flujo continuo y, por tanto, muy fácil de subdividir, tanto o más que los demás flujos energéticos (gas, productos petrolíferos, carbón) que, por el contrario, no tienen las mismas posibilidades de transformación directa. La electricidad es, pues, una de las formas más apropiadas para la distribución de energía constituyendo en consecuencia, lo que se denomina un vector energético.

De forma general se puede afirmar que para aumentar el rendimiento de la producción de energía eléctrica es necesario realizar instalaciones (centrales) de grandes dimensiones y como consecuencia es necesario realizar transportes masivos de energía eléctrica (Generación Centralizada). Sin embargo, en la actualidad se está incrementando de forma importante la Generación Distribuida o Generación Dispersa, con unidades de generación relativamente pequeñas (hasta unas decenas de MW) que tienen rendimientos comparables a los de las grandes centrales y están situadas cerca de los consumidores.

Desde hace algunas de décadas, la disminución progresiva de las reservas de combustibles fósiles y los problemas ambientales asociados a la combustión de estos han promovido la búsqueda de energías alternativas a las fósiles, entre ellas las renovables.

En la actualidad, en España hay más de 19.000 MW eólicos instalados que suponen, aproximadamente, una cobertura mayor del 18% de la demanda eléctrica.

Dada la magnitud de la potencia eólica instalada (97.447 MW) y el crecimiento esperado en los próximos años, adquiere una gran importancia el mitigar y corregir las desventajas que posee la generación eólica. Se convierte en indispensable gestionar la energía vertida a la red por los aerogeneradores. Por lo tanto, es necesario investigar y desarrollar tecnologías orientadas a corregir la variabilidad del recurso y la posibilidad de ajustar la oferta a la demanda. Estos desarrollos tecnológicos están enfocados hacia la predicción y el almacenamiento de la energía que los parques eólicos entregan a la red eléctrica.

Uno de los grandes problemas a los que se enfrentan los sistemas de suministro energético es la dificultad (y el coste) de almacenar energía durante los periodos de baja demanda para poderla luego utilizar durante los picos de demanda. Esto es particularmente relevante desde el punto de vista de las energías renovables, si se pretende que constituyan una alternativa realista a las energías convencionales.

Los mecanismos existentes para el almacenaje de energía y de cómo estos podrían extenderse en el futuro para trabajar a mucha mayor escala son: almacenamiento hidroeléctrico, almacenamiento de aire comprimido, almacenamiento en baterías, almacenamiento cinético, almacenamiento en ultracondensadores, etc.

La Dirección General de Industria, Energía y Minas y la Fundación de la Energía de la Comunidad de Madrid editan esta Guía con el fin de apoyar actuaciones de conocimiento, desarrollo y aplicación de las tecnologías de almacenamiento en sus diferentes vertientes.

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